'Cuando una mujer se queda sola, por que se le muere el marido, o por que se va con otra, que para el caso es lo mismo, se queda como vaca sin cencerro'
Chus Lampreave en 'La Flor de mi secreto'.
De antología. Decía el Gran Capitán que a enemigo que huye, puente de plata. Otra no menos buena es esa que dice que una huida a tiempo es siempre una victoria. Y si la victoria consiste en quitarte de encima a un amargavidas, suma dos puntos.
Cuando una mujer se queda sin cencerro, dice Chus, hay que volver a las raices. Al pueblo, a hacer encajes de bolillos y envasar berenjenas de Almagro, cantar con las amigas tomando el sol de primavera.
Sin necesidad de ir tan lejos, es cierto que es momento de encontrarse con una misma. Pero nada de hacer encajes ni envasar pimientos, que para eso ya los venden divinamente envasados en el supermarket de El Corte Ingles, y si una quiere encajes, se va a una merceria artesana. Volver a la solteria, impuesta o no, no puede consistir en calarse el gorro de paja y triscas por los picos de Urbión como una Heidi cualquiera.
Volver a ser una misma. Sí, pero limpia. Sin excesos de equipaje, sin acompañamientos inncesarios. Es hora, queridas, de limpiar la casa, vaciar los armarios y cajones y renovarse por dentro y por fuera como si una se hubiera puesto ciega a Bifidus. He aqui, pues, unos consejillos, una guia, unos pasos inspirados en las experiencias acumuladas por servidora y varias de sus amigas que ya han pasado por estos trances.
¿Empezamos?
Lo primero: Fuego. ¡Y en cantidades! Deshacerse con urgencia de todas las prendas del sujeto es un ritual de obligado cumplimiento que no conviene dilatar más de una semana. Ojo, amigas de lo ajeno: Una topmujer solo puede quedarse un par de camisas viejas -divinas como camisón improvisado- y quizá una corbata en función del fetichismo de cada una. Demas prendas son prescindibles y, si se puede, os recomiendo hacer una buena hoguera con ellas. El fuego purgativo siempre purifica y, por que no, podemos ser falleras por una noche. Fuego, solteria y licores selectos ¿para que necesitamos a un cretino que nos fastidie la noche?.
Quemadas, donadas las prendas a una ONG tipo pañuelo palestino, arrojadas directamente a la basura o vendidas por un buen precio a alguna tienducha de segunda mano, es hora de atacar los recuerdos. Eliminarlos o al menos, ocultarlos a la vista es muy recomendable. Empezaremos por las cartas que nos escribieron los enamorados pero ¡ojo! siempre bien pertrechadas y seguras de lo que hacemos. No sea que alguna boba se emocione. No niñas. Recomiendo una lectura critica y despues romperlas una a una, lentamente, sin prisas, disfrutandolo. Y al fuego con ellas!!!
Pero querida, me dirán, ¿y los objetos? ¡Eso ni se pregunta! ¿De que hablamos? ¿de algun conjunto divino? ¿joyerio del bueno? ¿un visón estupendo? ¿coches? ¿mansiones?. ¡A sacarle lo que se pueda! No me sean bobas. ¿Prefieren acaso que sobre su sofa de diseño se aposenten unas nalgas desconocidas o prefieren quedarselo ustedes? Pues ya saben: Al cuello y sin piedad.
Los objetos que nos quedemos, podemos tirarlos si no nos interesan, embalarlos e ir regalandolos por ahi, divinas y con una megasonrisa como si fueramos nuevas hadas madrinas art-decó en carne y hueso, repartilos a los pobres de los cuatro lados de los suburbios (que en una ciudad, casi todo es suburbio y pobrerio). Los visones, los trajes, un imperio en joyas, esos zapatos divinos, ese bolso a juego, no mujeres, eso para nosotras ¿para que iba a querer una obrerilla un broche de diamantes? ¿con que lo iba a combinar? ¿en que ocasiones iba a poder lucirlo? Nunca, por tanto no lo necesitan.
Arrojado al fango todo lo accesorio, queda la recomposición de nuestra vida, que no es moco de pavo y en lo que hemos de poner todo nuestro empeño y teson. Es aqui donde una mujer se revelera autentica topmujer o una tristona más de teleserie de sobremesa. Ahora nenas, a la calle. A renovar el poderio, a las mejores tiendas, a los mejores restaurantes, a los mejores estrenos, luciendo todo el tronio y glamour que tengamos dentro. ¿Vieron acaso usted encerrarse en vida a Isabel tras lo de Julio? No. Pues ya saben, imitenla.
Atravesaremos fases que nos haran sentir en una montaña rusa, todas emocionantes y necesarias. Lo peor que podemos hacer es huir de ellas enterrando la cabeza como los avestruces. Es en esas fases negativas cuando mayor fuerza hemos de reunir para seguir adelante. !Claro que si! Llegaran una a una, pero las pasaremos, apuraremos sus esencias y ¡arriba!
Tal vez una de las mayores preocupaciones sea ocupar el tiempo libre para distraer pensamientos. ¡Nada más fácil! Cines, masajes, internet, viajes, las amigas, algun capricho... ¡sorprendanse! las muy aventureras incluso se apuntan a grupos de teatro o senderismo -no os lo aconsejo: en lo primero os pueden dar un tomatazo y, en lo segundo, yo sigo sosteniendo que sudar es de obreros- aunque, porque no, si una es aventurera puede probar a mezclarse con el vulgo pero sin que se infecte de modos y ademanes. La Vida se encargará de mostrarnos ocupaciones y distracciones sin limite.
Puesto que estamos sin cencerro como una vaca salvaje que escapa del corral que la aprisiona, seamos locas. Riamos, bebamos, hagamos el cafre. Seamos reinas de todas las noches en todos los Paises de Nunca Jamás que nos sean posible, saltando de cama en cama como una Wendy despendolada si es necesario. Y dejemos pasar el tiempo lo más distraidamente posible quizá, cuando menos esperemos aparezca quien nos ponga un nuevo cencerro. O no. ¿Qué importa?
Para J. en lo más crudo de la alegre solteria.
Escrito por Audrey a las 17 de Enero 2006 a las 05:08 PM