16 de Enero 2006

Modelos de Top-Mujer (I): Ana Obregón

"Yo he proporcionado a TVE sus mayores éxitos de los últimos 15 años"
Ana Obregón dixit...

Y si ella lo dice, será cierto.

Ninguna topmujer tendrá tantas ocupaciones como la de nuestra singular Ana Obregón por muchas vidas que viviese; bióloga, actriz, guionista, presentadora, musa, bailarina de barra americana y de las otras, madre amantísima, defensora de la infancia desvalida, amante en todas las camas, amiga de todos los maridos y enemiga de todas las esposas.

De no ser absolutamente nadie, Ana Obregón ha sido -es- absolutamente todo. Protagonista indiscutible de portadas, de dimes y diretes, de chascarrillos, de rumores de toda indóle, accidentada sufridora de los desmanes de la silicona -recuerden el rumor sobre la explosión de uno de sus implantes mamarios en pleno vuelo- y casí siempre con la mejor de sus sonrisas.

Tal y como están las cosas en el mundo del cuore, infestado hasta la nausea de personajillos de quinta fila; exconcursantes de GH, calientacamas con nombre de meretriz y aspecto de zorra de callejón, politoxicomanos cuentapenas y demás seres que merecen ser arrojado al cajón del olvido y ser devueltos al arroyo del que nunca deberieron escapar, Anita Obregón arroja al menos un punto alocado, un toque eternamente rosa y eternamente feliz ante tanta estupidez trasvestida de trascendencia.

Dirán ustedes que las estupideces que suelta por ese hocico nuestra querida Ana no dejan de ser igual de ridiculas que las que puede proferir Aida Nizar, pongo por caso, y tienen toda la razón. Pero cuando Aida Nizar, Malena Gracia, la Duquesita Down o cualquier otro candidato a receptor de un cerebro nuevo hayan protagonizado alguna serie de televisión -con bastante audiencia, por cierto- hablamos. Porque hoy, para ser alguien sólo hace falta que te hayas ido a la cama con cualquier famosete y tener la desfachatez de ir a contarlo al mejor postor. Cierto es que Ana también ha vendido hasta las últimas bragas en revistas del cuore. ¿Y quién mejor ella para hacerlo? O mejor dicho ¿la culpa es suya por vender o nuestra por consumir?. Y no me refiero a consumir hoy dia, cuando es mejor aislarte de mundo y tirar la tele por el balcón si quieres escapar del mundillo rosa, si no más bien antes, cuando necesariamente tenias que informarte a través de la prensa especializada. Fuimos nosotras las que la encumbramos a Diosa. No lo olviden.

Paladeamos, entre risas, si, pero consumimos al fin y al cabo, cada uno de sus chillones modelitos en portada. Admiramos su determinación para arroparse con los mejores hombres del terruño patrio y del extranjero. Aplaudimos rabiosas sus frases más indecentes, admiramos su valentia al decidir dar puerta al Conde y criar ella sola a su pequeño zampamicros. Copian, las más horteras, algunos de sus trajes más imposibles. Y en definitiva, cada aparición suya nos despierta un sentimiento extraño, mezcla de amor y odio, pero no podemos dejar de consumir la marca Ana Obregón.

Una marca alocada, risueña, que agarra y exprime la vida cada minuto sin complicaciones, sin ataduras, sin complejos, frivóla, superficial, aterradora a veces. Un ejemplo para aquellas topmujeres que piensan que por haber entrado en los cuarenta la vida se acaba cuando aún nos queda lo mejor.

Un modelo, queridas amigas, para todas las aspirantes a ser algún dia una topmujer con todas las de la ley. Aquellas topmujeres que van divinas aunque los demas crean que van ridiculas. Aquellas mujeres que miran la vida a la cara y le dan un zarpazo si es necesario. Una mujer que no se achanta por nada y por nadie. Una mujer que sabe ser imprescindible en toda fiesta que se precie por muy hueca y vacia que tenga su alocada cabecita de universitaria.

Escrito por Audrey a las 16 de Enero 2006 a las 12:26 PM
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